–Don Agustín, su condición es terminal. No debiera quedarse aquí. Quiere que llame a su hijo para que venga a cuidarle? Ande, no sea niño. Desde que muriera Doña Irma ustedes no se hablan. No le gustaría volver al hospital? No se quede a morir aquí solo y con pena –Agustín sonreía con las pocas fuerzas que le quedaban a su cuerpo. –Pero doctor, quien le ha dicho que estoy solo?
27 Octubre, 2010
Lilymeth Mena.
4 comentarios:
Me parece de una ternura increíble. Muy bello.
El amor hasta la muerte, enternece, asi es. Gracias, Helio.
El amor muere cuando el último de los involucrados abandona esta tierra. Eso es amar hasta que la muerte los separe..
Te acabo de conocer,estoy leyendo algunos relatos.Este es muy bello,en el sentido del borde de lo terrible sobre el que camina la belleza.Tamb ién el soplo sonriente de la muerte,concediendo al amor.Felicitaciones.Admiro la cultura que tienen en Mexico sobre la muerte,se que hay buenas escritoras como es tu caso.
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