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2 de Octubre...

Son las cuatro de la tarde cuando Rogelio sale de su trabajo como ingeniero en electrónica en la compañía “Phillips” del centro, los ultimos meses han sido difíciles, al aire en las calles es de inconformidad, un gobierno represor pretende seguir poniendo la bota sobre la nariz de la gente, el es un hombre ya maduro (41 años) pero cree que a esta marcha de los estudiantes se le debe unir toda la gente que se pueda, a los mudos nadie los escucha hay que hablar, se pone su gabardina y se dirige hacia Tlatelolco no hay quien lo espere en casa hace tiempo se divorcio y vive solo, llegando a la plaza de las tres culturas ya hay mucha gente, cientos que se convierten en miles, no cabe ni un alma mas por ahí de las cinco de la tarde, junto a el hay mujeres embarazadas, se ve entre la multitud a niños pequeños, mujeres con bebes, gente joven, adultos, ancianos, no todos son estudiantes hay reunida gente de todos tipo y extractos, gente harta de pan con lo mismo. Rogelio es un hombre observador, en cuanto nota la primera vengala supo que algo malo sucedería, el se encontraba justo a la mitad de la plaza abarrotada, hay tanta gente que están pegados codos con codos, no es la primera vez que escucha disparos el conoce ese ruido perfectamente, hombres con un solo guante blanco se dispersan entre la gente y abren fuego, ametralladoras de pie dispuestas en las partes altas de los edificios bañan a la multitud con plomo, la gente que se encuentra junto a el comienza a caer como muñecos de trapo, sin vida, la gente corre pero no logra salir de la plaza, ya están rodeados, un joven de cabeza pelona, camisa y guante blanco levanta su arma a la altura de la cabeza de Rogelio, el por un instante se da por muerto todo sucede tan rapido, el joven grita –Hágase a un lado, señor ¡ y sigue disparando a los estudiantes que corren dándole la espalda. Los hombres armados disparan contra lo que se mueva, hay que huir, Tlatelolco es como un pequeño laberinto, callejones, pequeñas calles, pasillos, las calles contiguas están cercadas por soldados Rogelio no puede mas que preguntarse –Que esta pasando?. De repente los disparos callan, ahora todo es silencio y muertos regados por todas partes, Rogelio aprovecha para buscar refugio, minutos mas tarde se reinicia el fuego. Cuando parece que todo termino un soldado lo encuentra y lo reúne con los demas detenidos que forman filas para ser trasladados al campo militar y a otros lugares, los tuvieron formados clasificándolos por horas, los muertos son tantos que se han llenado camiones de basura con ellos que salen por pares. A Rogelio lo separan de los estudiantes detenidos es un hombre con cierto porte, habla varios idiomas, ha viajado por el mundo, trae en el bolsillo de su gabardina color camello un libro, creen que es de los organizadores de la marcha y lo mandan al campo militar numero uno donde es torturado y sometido por meses, su familia lo da por muerto y dejan de buscarlo. Solo una persona no se rinde, su mejor amigo que es de familia adinerada, se propone buscarlo y dar dinero hasta dar con el, lo encuentra con quince kilos menos, una costilla y una rodilla graves, sin gafas (casi ciego sin ellas) golpeado. En uno de los lugares a donde fue trasladado mas tarde. Esta vivo.

Un año mas tarde conoce a Silvia y se casan, tienen cuatro hijos, jamás les relata esta historia a ellos si no a sus visitas de vez en vez, cuando le preguntan. Así que esto lo se por que me metí debajo de la mesa para escuchar, aquí me sirvo compartirles sus memorias de esa noche y las fotografías donde el mismo se encerró en un circulo trazado con pluma negra. Rogelio Mena Jr. Fue mi padre…
02 Octubre, 2009
Lilymeth Mena.

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