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Pupilas de gato...

Voy siempre leyendo tus textos sin realmente saber si me hace bien o no hacerlo, seguir tus aventuras, tus amores, tus días y tus cosas así, de lejos, tan solo imaginándome que yo me escurro entre esas líneas y que soy yo de la que con tanto amor escribes, esa de la que deseas lamer hasta las sombras que proyectan sus caderas en tu pared cuando ha caído la noche y enciendes aquellas velas azules que matan el olor a tabaco en tu habitación.

Me gusta leerte y pensar que es a mi a quien le hablas con tanta pasión, con tanta consideración del tiempo y del espacio que no siempre puede compartirse, desgarrarse. Me gusta lamerme las manos como gato mientras leo como con tan dulce estilo hablas y tejes un manto con el sexo y el amor, como si fuera siempre posible tal combinación, como si de manera natural el sexo y el amor vinieran inevitablemente juntos, me gusta ronronear cuando sin darte cuenta, das detalles de mas y palabras de menos, donde hasta tù comentes errores por que las palabras te quedan cortas para hablar de aquello que es tan grande que no es posible expresarlo correctamente, explicarlo como uno quisiera, pero, si algo he aprendido en esta vida es que cuando no puedas explicar algo…no lo hagas.
Y mientras te redescubro por medio de tus letras me da gusto haberte tenido por lo menos en aquel instante, ese, donde no hacia falta dinero, casa, zapatos, trabajo, donde éramos tan solo un par de gatos revolcados en un trapo sobre el piso de la cocina haciendo travesuras de felinos.
Si el tiempo fuese un lugar al que se pudiese volver cada que uno así lo deseara, me gustaría volver algunas veces (cuando me hace falta) a ese trapo arrugado sobre el piso de la cocina, apagar la luz y mirar tus pupilas de gato brillando en la oscuridad.
26 Noviembre, 2009
Lilymeth Mena.

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