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Sangre y arena...

Nunca le han gustado los hombres vacíos sin corazón aquellos que con pies de plomo tan solo se levantan cada día para cumplir con la jornada laboral por que solo viven para ello no saben de emociones, de vivir, de ser, esos incapaces de dar un beso en la frente de su mujer y decir “te quiero”, nunca le han caído nada bien esos hombres que no soportan el llanto de un bebe, aunque ese pedacito sea carne de su propia carne, los cabellos envaselinados de mas, la fijación por las arrugas en la camisa, el no poder comer sin tortillas (la comida siempre debe estar caliente y en la mesa), siempre ha sido intolerante ante la egolatría de aquellos que se piensan conquistadores Don Juanes inmerecidos, que gozan maltratando mujeres por que ellos mismos son hijos bastardos de una noche, de la casualidad, la vanidad que siendo terrible en una mujer lo es aun peor en un hombre, esa presunción de lanzar al aire frases como “mis ojos verdes que quisiste tanto”, esos que sabiendo a su mujer segura se dan el lujo de no llegar siempre a casa, de dormir en otras camas, de perderse en otros cuerpos, no puede sentir mas que pena por los que no respetan su casa, su trabajo, “nunca cagues donde comes” le resuena en los oídos mientras se calla y piensa, ni los perros lo hacen por que el hombre si? Solo el hombre tiene la capacidad de caer tan bajo de mirarse a si mismo tan sucio e importarle poco. De saberse inmundo y tener el cinismo de sonreírse.

Poco le agradan los que se la viven gimoteando por su pasado, los pobres atormentados sapos que jamás serán besados ni se convertirán en príncipes por que ellos mismos no se sienten capaces de despertar el deseo en unos labios de princesa, aquellos que creen que la vida tan solo es dolor y fango. Los que se hunden en su soledad amarga detestando y culpando de su infortunio a todos los demás, los que se envician con una botella de vino por que su realidad puede mas que ellos, los que se tiran la paga mensual en un antro antes que comprar zapatos para sus hijos, los que miran con lujuria los cuerpos de las niñas que salen del colegio, los que se atreven a tocarlas en el metro, los que con poco poder ponen a la secretaria de rodillas debajo del escritorio, los que le niegan su sexo a la esposa y en cambio lo desparraman en un callejón con cualquier libertina de cien pesos. Hoy no quiere que le digan de nuevo que es hermosa, la palabra en si ha dejado de tener sentido, no quiere que la miren con esas miradas que tan solo cansan, están cansados su cuerpo, su alma, no quiere sentir que debe cuidarse y defenderse todo el tiempo “todos quieren lo mismo” lo ha escuchado mil veces pero nunca pensó que fuera verdad. No, no puede ser, no todos son iguales, no tiene por que ser así, la vida es mas que fango y dolor, el amor existe, tiene que…tiene que por que entonces de que valdría la vida? En medio de la multitud que la rodea ella busca esos ojos, esa mirada que le hable, esa boca que selle la suya para no volver a hablar jamás, esa mano que le indique la dirección correcta por que ha estado perdida tanto tiempo, el cuerpo sobre el que se refleje y se mire plena, los pies que caminen hacia donde camina ella, por que el amor no es mirarse el uno al otro, es mirar ambos en la misma dirección, y aprieta los labios y se repite la vida no puede ser esto, la vida es mas que fango y dolor, mas que sangre y arena.
09 Octubre, 2009
Lilymeth Mena.

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