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Mi casa no existe...

"No sabrás todo lo que valgo

hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy..."

Hace un año que vivo aquí, que abro y cierro las ventanas cuando hace calor o viento, he llenado el corredor de la entrada con algunas plantas de flores y las riego cada mañana, mi pequeño cachorro peludo y blanco sale a tomar el sol rodeado de esas plantas, y se tira al suelo estirándose placidamente, si abro las llaves de la cocina o el baño, corre agua limpia y fresca que también me baña y me limpia durante la ducha, el sol pega de frente cuando amanece y se oculta por la ventana de mi habitación al caer el ocaso, ayer por cierto el ocaso fue anaranjado, de un tono encendido, aquí se utilizan casuelas y recipientes para preparar los alimentos que se lavan junto con los trastes de la comida, se cuela el polvo formando una capa ligera y uniforme que se recoge de manera gentil con un paño delgado cada tercer día, sobre un costado del refrigerador tengo algunos dibujos “de mis niños” pegados con cinta transparente, los ojitos cristalinos de mis doscientos muñecos me miran cada vez que me levanto del escritorio para ir a cualquier parte, aquí llega el cartero y me entrega en la mano el recibo de la luz, del agua y propaganda del gobierno, la señal es débil y no conozco mucha gente pero de vez en cuando entran algunos mensajes o llamadas a mi celular. Curiosamente hoy me di cuenta de que mi casa no existe, es una calle sin nombre, un edificio sin letra, una puerta sin numero ( no me explico como hace el cartero para llegar ).
En esta pequeña casa nunca hay visitas, nadie que venga a ver una película, escuchar música o leerme un libro, aquí nadie llega después de trabajar con un ramo de flores que compro en un semaforo, no hay ruidos, menos voces, aquí no hay amigas que vengan a tomar una taza de café y chismear de las otras amigas que no pudieron venir, no hay pañales de tela que lavar, corbatas que colgar, se prepara comida por que hay que comer pero ni siquiera mi hija come de ella generalmente, ella ya es niña grande, aquí se aburre, se pone bonita y se va con su abuela ( allá si saben divertirse ) se la viven en la calle, algunas veces voy y también me divierto pero…la calle no es lo mio.
Aquí no toca la puerta ni el vendedor de toperware, no se hacen fiestas y nadie se desvela tomando una copa de lo que sea bajo la luz de un pabilo encendido.
Aquí solo hay algunos libros polvorientos que me hablan, me platican, me acompañan y esa música extraña que me gusta, la vida transcurre lenta, muy lenta.
29, Julio 2009
Lilymeth Mena.

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