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Vida y barro...

Te tuve tan cerca de mi que sentí aquel frío intenso, las cortinas y las ventanas estaban cerradas pero ese escalofrío recorrió todo mi ser, esa clase de frío que no esta en el viento o en los árboles, un frío que solo puedes sentir tú por que esta dentro, si no hubieses estado tan cerca de mi me habría sacudido por terribles temblores como la tierra en sus primeros días, cuando todo estaba tomando su temperatura y su lugar. Cuando las primeras moléculas de vida buscaban desesperadamente un refugio para sobrevivir y multiplicarse. Y tu boca hambrienta de no se que buscaba mi boca y mis pezones como si fueran el secreto de las islas Galápagos y el burbujeante misterio que de ahí surgió fuera mi escondite, un escondite donde no estuve realmente oculta si no a plena vista, tan a la mano que era imposible que alguien me notase. Viva, profunda, palpitante, surgió la vida, surgí yo, y después de aquel ardor, de aquellos fuegos, de aquella muerte, se enfrío la superficie del planeta y sobrevino la calma, una calma que tan solo dejo oscuridad, silencio, barro, los gases floraban en el ambiente y las partículas no permitían ver nada, pasaron días, meses para que todo se asentara, para que la superficie fuese sólida.

Pasaron miles de años hasta que de mi piel brotaron pequeños regalos de vida, bacterias, células, luego me fui erosionando y fue volver al principio, cada erosión y marca del tiempo era una nueva vida, una piel nueva, una nueva yo, mas vieja, mas sabia, llegaron las bestias, la vegetación, el océano salvaje y azul, llegó el hombre y poco a poco me fui perdiendo yo, se fue borrando mi memoria, mis recuerdos ya no podían ser escuchados, solo quedaban en el viento casi imperceptibles mis latidos y el eco de mi voz.
03 Noviembre, 2009
Lilymeth Mena.

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