Lilymeth Mena Copiright 2014 © Todos los derechos reservados

Safe Creative

Registro de Propiedad Intelectual

Las plantitas y el gato...

Me han dicho que te marchas, así que hoy muy de mañana me he dispuesto a correr hasta tu casa donde hallé tus maletas arregladas justo en la banca de madera que vive en la entrada, esa banca donde por las tardes te sentabas a leer un libro con las piernas cruzadas y tomar los últimos rayos dorados del sol, me detengo y las miro con atención, son ese par viejo de maletas de cuero rojas que con el tiempo se han descascarado de las esquinas golpeando con los años y los viajes tantas paredes, escalones de hoteles, andenes de tren, las miro ahí paradas una junto a la otra y no puedo evitar recordarlas en aquella carreta con paja que nos acercó ese ultimo kilómetro que nos hacia falta para llegar a ese pequeño pueblo donde terminamos por conocernos las cicatrices y los lunares ocultos.

Sobre la mesa no hay mantel ni flores frescas como siempre, en su lugar advierto un sobre blanco cerrado, una cajetilla de cigarros, tus gafas de sol y las llaves del auto, tu saco largo verde olivo a cuadros sobre los hombros de una silla medio abierta, echo un rápido vistazo a la cocina y todo esta guardado, no ha quedado nada afuera, ni vasos ni platos, las cortinas corridas y abajo, conociéndote me imagino que habrás cerrado las llaves del agua y del gas, las ventanas, puertas, que seguramente cubriste con sabanas blancas y viejas el escritorio antiguo que tanto te significa y la cómoda que fue de tu madre, el tapete de la entrada está escurriendo agua, colgado en el tendedero del patio que se puede mirar desde la sala, todo esta listo para tu partida que nadie, ni tu, sabe cuanto durará.
Apenas anoche tuvimos una diferencia y no quiero que te vayas así, molesto por alguna tontería que dije, que hice o cualquier otra que no me haya atrevido a llevar a cabo por que sabes que aunque me hago la fuerte cuando menos quiero o me lo espero se me asoma lo cobarde, no quiero que salgas por esa puerta y lo ultimo que recuerdes de mi sea alguna frase insípida, de esas que decimos por decir, por llenar silencios, por callar conciencias, por soplar el aire.
Quisiera decirte que no te vayas, que si te marchas se ira contigo, dentro de ese par de maletas viejas todo lo que soy, lo que escondo de todos pero que tú conoces tan bien, que se irán dentro de los bolsillos de tu saco verde a cuadros, todos mis besos por que tuyos han sido siempre, que en el mismo instante en el que pises el clutch y enciendas el auto, mi corazón se vera estrujado como carta de amor que no ha encontrado final en la pluma de nadie, por que la tinta se ha derramado sobre ella formando una mancha negra que no puede borrarse.
Te miro salir de la habitación y me sonríes, te ves contento por el viaje, por lo incierto, te veo resplandeciente como hace mucho no te miraba, pareces no recordar nuestro enojo, me dices que por fin dejaras todo atrás para ir a buscar tu destino, yo sonrío mientras por mi mente pasa que también me estas dejando atrás a mi y se me antoja pedirte que me pongas de pie en tu estudio junto al perchero, que también me cubras con una sabana blanca y vieja para esperarte mientras vuelves, para que no pasen por mi el tiempo y el polvo, para que al regresar me encuentres justo como me dejaste, con el corazón amándote y las pupilas llenas de ti.
Pero no te digo nada, tengo que dejar que te vayas e intentes encontrar lo que jamás has hallado (por que no has sabido donde mirar), por que no podría asegurarte que lo que aquí tengo para ti es mejor que lo que te espera a donde vas.
Te acompaño al auto, me has repartido antes de subir un pequeño mimo en la punta de la nariz, un abrazo y un beso, contengo la respiración cuando escucho el encendido del motor, bajas la ventanilla y aunque mi atormentado corazón me grita que no te deje ir, lo único que sale de mis labios es: Me presto voluntaria para cuidar las platitas…y el gato.
13 Noviembre, 2009
Lilymeth Mena.

No hay comentarios: