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Comida de mercado...

Si señorita la vida es puro trabajo cuando uno así lo quiere, mi esposa y yo tuvimos un puesto de comida en el mercado por veinticinco años, un buen negocio si, pero absorbente como ningún otro, de levantarse a las seis de la mañana para comprar los ingredientes, picar, moler, coser y empezar a preparar la comida, luego viene atender, servir, mantener los guisados calientes, las bebidas frías, al final lavar los trastos, ollas, sartenes, casuelas, limpiar la barra y la cocina para el día siguiente, no termina uno antes de las siete, llega uno a casa tan agotado que lo único que piden los pies es descanso y el estomago algo ligero, dormir.

Aunque le diré que gracias al puesto mi esposa y yo pudimos darles carrera a nuestros cuatro muchachos, todos ellos son profesionistas y todos se fueron a vivir lejos, como si no quisieran estar cerca de nosotros, solo uno de ellos llama por teléfono de vez en cuando, los demás no, ya tienen cada uno su familia y sus cosas que hacer seguramente no hay tiempo para llamar a los viejos.
Sabe, no se cual es esa urgencia de uno cuando es joven de tener una casa y comprar cosas, nosotros compramos la gran casa que siempre soñamos y mire, estamos solos y la casa es solo un recordatorio, es como decirnos nosotros solitos cada que metemos la llave en la puerta para entrar en ella “esto es lo que queríamos” la verdad llegar a viejo es bien raro, a mi por ejemplo ni la comida me sabe, ni el sol me calienta.
De haber sabido habría tenido otra vida, una menos preocupada, habría tenido un trabajito estable donde solo me fregara yo el lomo y dejar que mi viejita estuviera en casa con los chamacos, llegar a comer y regañarlos por darle lata a su madre, comprar una casita de pagos congelados para pagarla con los años de a poquitos, irme rascando la cabeza para comprar los libros de los hijos en la universidad, la ortodoncia del mas chico y los ortopédicos para la nena, tomarnos mi vieja y yo algunos días de vacaciones con nuestros hijos en una playita “solida y caliente”, no se, me sigo preguntando por que de jóvenes tenemos tanta urgencia, tanta pinche necesidad de comprar la gran casa, la camioneta, la pantalla plana, y se va olvidando uno de lo que es vivir, seria todo mas facil, vivir asi, sin casa, sin camionetota, sin pantallas planas que rara vez se sienta uno a mirar, sin salas nuevas que los nietos no van a ensuciar con los zapatos o un helado, si señorita todo seria mas fácil, viva usted así, no compre casa ni camioneta ni nada, no sea que por estar ocupada trabajando, se olvide también de vivir.
23 Noviembre, 2009
Lilymeth Mena.

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