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Un lugarcito...

Me intuyo en el aire frío de esta mañana de Enero, no hace falta que me las crea de adivina pues conozco exactamente el punto en el que estoy, me ha pasado antes, hace muchos años, una sola vez y nada mas, por que así es el amor o lo que conocemos, presumimos, tiramos de amor cada quien con su idea tan personal e intima, un susurro quedo que nos canta al oído cuando menos lo esperamos, cuando todo parece estar en calma y cada cosa en su lugar, de pronto un día cuando ya no esperas nada (al menos a cierta edad) abres la ventana y una tibia brisa entra llenando toda tu casa con su aliento, una mano suave y un corazón urgente que se precipitan sobre ti, te ves a ti mismo balanceándote sobre una cuerda tan floja y delgada que apenas puede sostenerte y aun así no sientes miedo de caer, el ulular de la voz del viento te mece en un estado de sopor y un segundo, un parpadeo justo antes de hundirte en el mas profundo de tus sueños te das cuenta, comprendes, atinas a mirar lo que no querías, el amor he venido a tocarte con sus alas en la punta de los labios y no puedes hacer otra cosa que corresponderle la dulce caricia pues te sientes débil, con una debilidad divina que no te permite decir “No”, el hueco que tu pecho tuvo toda una vida hoy ya no tiene razón de ser, no existen en tu mente o corazón motivos, dolor, resentimientos o venganza suficientes para déjalo pasar de largo, cierras los ojos y te dices lentamente para tus adentros como saboreando cada letra “Ahora es cuando”.

Por que el amor no se contenta con recibir lo que uno quiera darle, no, el amor pasa y arrasa con todo lo que encuentre a su paso sin pedir, sin avisar, sin cita previa o memorándums.
Debes tomar el pan del amor entre tus manos y olerlo, devorarlo, lamerlo, sentir que vives junto con el en cada bocado, cada trozo horneado artesanalmente que esperaba tan solo a llegar a tus manos para sentir como se llega sin llegar a ninguna parte.
Te ves forzado a abandonar todas tus fuerzas, todos tus miedos, a cruzar tus limites y llegar a tus inmensidades, te sujetas de esa mano que se extiende frente a ti con tierna devoción y te dejas conducir a donde nunca llegaste por que no te pensabas capaz, por que no conocías el lugar y ni siquiera creías en su existencia, un lugarcito donde ves a lo lejos llanos verdes, árboles salvajes, flores olorosas, una casita blanca allá a lo lejos dispuesta para ti y la dulce presencia que te acompaña, por que eso es el amor, la dulce presencia del que esta...cuando no esta.
Un lugarcito entre “Hasta siempre y no me olvides”.
16 Enero, 2010
Lilymeth Mena.

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