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Sedienta...

Siento tanta sed ahora, me siento tan seca, tan urgida de liquido, miro la piel de mi brazo y las grietas parecen mas marcadas, mas anchas, las orillas se han ido separando como cuando hay un temblor y se abre la tierra, casi me da miedo partirme en pedazos mientras mis dedos teclean, mis ojos están opacos como los de los pescados sacados del mar y tirados sobre las maderas del muelle para ser despanzurrados, las corneas apretadas, disminuidas, los labios que sangran, los oídos reventados, la lengua ya no sabe lo que es beber, podría lamer una piedra o un sapo, tengo una sed muy atrasada, pareciera que no he bebido en siglos.

He caminado tanto, he vagado tanto tiempo, la planta de mis pies se ha vuelto áspera de pisar el suelo, cada paso ha marcado sobre ellas pequeñas huellas que duelen, que molestan, quisiera rascarme pero temo causar mas daño que descanso, a lo lejos miro a mucha gente sonreír, bebiendo sorbetes de limón, de vainilla, de fresa y yo con la sed que tengo,
El sol cae sobre mi como cae sobre todo el mundo a diferencia que a mi los rayos parecen calarme muy hondo, mas allá de la piel tejidos o huesos, mas allá de la conciencia, mas allá de mi, se puede caer tan profundo y quisiera, realmente quisiera, hallar un pozo y arrojarme, hundirme hasta el fondo. Dejarme ir hasta abajo donde todo sea acuosidad oscura y reconfortante, consuelo divino.
Donde ya no importe si me cala el sol, si me parto en dos, si me abro en vano.
He perdido la cuenta de los oasis que pensé mirar en el camino, esos que al acercarme y tenerlos bien cerca resultaron ser todos espejismos, ilusiones crueles de mi mente alucinante, embriagada de necesidad.
“No es lo mismo necesidad que amor” me dijiste una vez, pero, el que ama necesita y el que necesita cuando encuentra siente que ama, como pueden separarse los verbos, los sentimientos, las intenciones, cuando van irremediablemente unidos.
Siento tanta sed ahora, estoy tan cansada de caminar bajo los rayos del sol, los brazos caídos a mis costados ya sin fuerza, el cabello quebradizo que se cae cuando sopla el viento desde el norte, uñas rotas, labios sangrantes, parpados pesados que se quedan pegados al hacer contacto buscando alguna lagrima, mi mente y mi corazón que sueñan despiertos con tu mano, tu mano blanca y pequeña estirada en el aire buscando la mía y tu voz diciéndome quedo con ese tono tan gentil que tienes, mi vida…“ven, yo seré tu fuente inagotable, ya no vagaras sola en este mundo” por que…he tenido sed toda mi vida.
23 Octubre, 2009
Lilymeth Mena.

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